sábado, 14 de junio de 2008

El gaucho ermafrodita

Elogio de la palabra

Camino a la noche este hombre habla,

mientras cargan otros, lejanos vagones.

Otro día pedirá ser un obrero
cubierto de acero y de fatigas.
Sentados al borde del silencio
van llegando los de antes
y esperamos que se abra el testamento.
Sentirnos herederos de palabras
que mañana como antorchas,
nuevos frutos de vientos y de esperma
sembrarán por estas calles.
Sentir que hemos cumplido como puentes
de orilla a orilla, aferrándonos a pieles
pidiéndole al mañana que recuerde
nuestras manos, como a barcos del ayer.
Voz de voces púberes de seda
alargan miradas pidiéndonos las claves.
Cada palabra es leyenda
que fueron tejiendo lejanas cuerdas.
Y viajan melodías, por el fuego por el agua,
encallan en gargantas, que con gritos
las envían, olas que desbordan
la playa de los labios.
¡Sentir que nos detiene el muro de los dientes!
¿ Será nuestra herencia

hablarnos largamente y oír sólo palabras?